Santiago Erazo
(Bogotá, 1993). Estudia Creación Literaria en la Universidad Central. Textos suyos han parecido en diferentes revistas colombianas de poesía como Otro Páramo o La Raíz Invertida. Miembro del grupo literario Contracartel Segunda Generación.
Una tragedia
I
En el centro del espejo
Narciso vio el agua reflejada en su rostro.
II
A tumbos,
con las palmas al aire,
buscaba su rostro en cada gota de lluvia.
III
En la impotencia de su llanto,
cada lágrima un ojo derramado.
Mario Santiago lavando las palabras
"Era un lector empedernidoque tenía cosas tan extrañas,como meterse en la ducha y seguir leyendo".Roberto Bolaño
Mario Santiago lavando las palabras
como se enjuagan las frutas recién compradas
en la plaza de mercado.
Sabe de lo sórdidas que llegan a los ojos,
del exceso de tinta en los bordes,
la erosión por el roce con los dedos,
lo deshidratadas tras ser vistas por otros.
Mientras lee,
la misma mano que vio Daniel en Babilonia
las escribe con un índice de sal
en el vapor del espejo.
Mario Santiago,
flor de carne,
piedra roída a mordiscos por la lluvia,
lava las palabras
como los gatos callejeros
se lamen
sus propias patas.
Alfabeto de yemas
Hay algo eléctrico
en la manera con la que el ciego
toca el espejo,
en la vibración calcárea del cristal
y el bagaje de sus dedos
por el diario galopar
sobre el trecho de las cosas.
Tras su palma se le escurren como agua
los rostros que el vidrio aún soporta
y, mejor que cualquier vidente,
observa en la punta de un reflejo
su relieve hirsuto.
Tal vez sabe
que la única tregua a su ceguera
se la entrega aquel viejo espejo:
memoria de la luz antes del origen.