Gabriel Restrepo
He aquí a un monstruo. o sea aquel que los romanos llamaron así porque demostraba el futuro, advertía la voluntad de los dioses. O sea en pocas palabras u desde su sentido religioso estamos ante un prodigio. Una gran amiga antes de conocerlo lo denominó como uno de los cuatro únicos sabios que existen en Colombia. Le creo.
El elogio es pobre ante tanta vida dedicada a la docencia. Un maestro que merece todos los reconocimientos.
Tercer nocturno
Cuántas constelaciones nimban en el verdor de tu corona
de espinas, Señor, y el rocío del sudor de la frente acongojada
por la gravedad de nuestras pertinaces culpas
curvó el tiempo y el espacio para horadar, allende
la materia y luz oscuras, otros orbes, los sutiles,
como hospedaje paralelo de las almas libradas
del eterno retorno al remolino lastre de pasiones
por el mástil de la cruz, para dignidad del hombre
que en ti more por tu cuita en alma retoñada.
Del libro El Árbol y el Camino, 2014.
Entreluz
Expira el dorado atardecer en el ceniciento corazón
y la palabra, antes uva, se torna plegaria
como el párpado cerrado en busca de otro sol,
y aún sin la certeza de una nueva alba
la eternidad se mecerá en los sueños,
ave abandonada en el cobijo de un florido alero.
Del libro Los Hilos de Ananse, 2018
I
¿Desde cuándo la voz habla si calla?
¿Desde cuándo el amor crece en la ausencia?
Si bien dormida adivina otra esencia,
en cuya gracia verdadero ser halla
el alma, enajenada en la canalla
de las sombras diurnas cuán breve ciencia
alcanza. Sólo el sueño como herencia
quiere, y en la interior firme muralla
en un otro exilio vive. ¡Qué bien lejos
lo presente, qué cerca lo distante!
Miradas las estrellas cuyos dejos
alumbran cuando mueren, cuánto instante
perdura a su paso en los nuevos viejos
cantos a un bien llamado amor errante.