Felipe Donoso Suárez

Bogotano, llegado a este mundo en 1979. Este ingeniero civil con alma de peluche se la pasa de obra en obra observando paisajes con la ambición de poder medir sus palabras y edificar con hormigón de versos y viento sus poemas. Muchas de sus invenciones han aparecido en varias antologías y ha sido participante y autor de locuras poéticas en varias ciudades del país; el poeta gusta de los abrazos y su sonrisa muestra la ternura de que está hecho. Ha sido galardonado con varias golondrinas y lleva en su sombra el entusiasmo de gestar encuentros para que la poesía siga sobreviviendo como la mejor de sus obras civiles. Eso dijo el Ingeniero sentado en un hormiguero.


Zenit

A esta hora del día el universo es inútil.
Los segundos se escurren sobre la tierra,
Sobre la sangrante corteza del polvo,
Del tacto.
Tu cuerpo delgado se inclinó sobre el agua.
Tu cuerpo delgado respira la lluvia.
Cada parte de mi te mira.
Tus ojos pesados.
Tu piel entera.

El hijo de Prometeo

Estoy al borde de la noche
Contemplando a Dios arder.
Yo había visto el futuro.
Fui yo quien prendió el fuego
Fui yo quien quemó el templo.
Pero los hombres tienen miedo de ser libres.
Me cazarán como a un monstruo.
Me sacarán los ojos.
Vendrán con piedras y antorchas.
El incendio del mundo ha crecido hasta al cielo
Me perderé en la tortura
y en el martirio
Como lo hicieron los hijos de Cuauhtémoc
Las flores de Hiroshima.

Sambingo

¿Cómo este trazo del aire
Llegará a ser águila?
¿Cómo este sueño del mundo
Podrá llamarse aurora?
A casi todo le hemos puesto un nombre,
Pero cómo llamar al río que ya no es río
Sino polvo.


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