Federico Díaz-Granados

Poeta, ensayista y divulgador cultural colombiano. Ha publicado los libros de poesía: Las voces del fuego (1995); La casa del viento (2000) y Hospedaje de paso (2003). Han aparecido tres antologías de su poesía: Álbum de los adioses (2006), La última noche del mundo (2007) y Las horas olvidadas (2010). Preparó las antologías de nueva poesía colombiana Oscuro es el canto de la lluvia (1997) e Inventario a contraluz (Arango Editores, 2001) y realizó para la revista Punto de Partida de la UNAM de México la antología Doce poetas jóvenes de Colombia (1970-1981); Es coautor de El amplio jardín (Antología de poesía joven de Colombia y Uruguay) publicado por la Embajada de Colombia en Montevideo y el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay ) En el año 2009 le fue concedida la Beca "Alvaro Mutis" en la Casa Refugio Citlaltépetl en México. Actualmente es director de la Biblioteca de Los Fundadores del Gimnasio Moderno y de su Agenda Cultural. Hace parte del comité organizador del Festival Internacional de Poesía de Bogotá y dirige el Premio Nacional de Poesía "Obra inédita" que se convoca desde el año 2005.


Hospedaje de paso

Nunca he conocido a los inquilinos de mi vida.
No he sabido cuando salen, cuando entran,
en qué estación desconocida descansan sus miserias.
Las mujeres han salido de este cuerpo a los portazos
quejándose de mi tristeza,
en algunas temporadas se han quejado de humedad
de mucho frío, de algún extraño moho en la alacena.
Se marchan siempre sin pagar los inquilinos de mi vida
y el patio queda nuevamente solo
en este hotel de paso donde siempre es de noche.

A alguien debes amar

A alguien debes amar:
Al montón de ruinas que te rodean
a las sirenas que anuncian la guerra
a las parentelas que te narran historias del rencor
y luego te cobran la expulsión del paraíso.
Ama a las mujeres, a todas,
a la desconocida
a la del rostro perfecto
a la contrahecha y jorobada
a las que se alejan con sus maletas intactas
a las siempre ajenas
Seguro el amor un día tendrá su exacta receta
y sabremos por qué la bruma se quedó a la intemperie
de los besos perdidos y los abrazos nunca dados
y por qué la risa parece algunas veces un saco prestado
que nos queda grande y nunca nos encaja
que huele a pieles extranjeras en sus bolsillos.
Se debe amar con sus múltiples heridas
y su inventario de hemorragias y lentas convalecencias
no se debe temer a sus papeles quemados
ni a sus amuletos y talismanes de cada cita
ni a los sollozos que dejaron vacía la alcoba el último día.
A alguien debes amar cada instante de la vida
y regresa amarrado a un pedazo de estrella.
No demores la llegada del alba a estas tierras.
Es un duro oficio y raro asunto este del amor
pero toma hoy muchos apuntes para el gozo
que la mañana que hoy ves frente a tus ojos
hace siglos está detenida en la misma cuenca
esperando
con el mismo afán de las palabras
a la hora de llegar al cuerpo.

A Juan Felipe Robledo y Catalina González Restrepo

Pastelería Metropol

"Yo vengo sin idiomas desde mi soledad"
LUIS GARCÍA MONTERO

Miro en la vitrina
el reflejo de mi cuerpo
Sobre el vidrio
Y me veo gordo, cansado, sobre aquellos pasteles de vainilla
Y pienso en los amigos que no volví a ver
¿y qué sabían ellos de este corazón caduco
donde no cabe ni un centímetro del mundo?
Y cuando no te reconoces en los pasos del hijo, ni en el espejo
harto de esquivar malos presagios
viendo de lejos el esplendor de las pérdidas
lo indescifrable y lo desconocido.
Callo: mi silencio alcanza ese cuerpo que no entiendo,
desmancho mi corazón de su último incendio.
Y sigo extranjero en es vidrio,

gordo y cansado
y atrás de mí
algunas sombras, gestos de abuelos y tíos muertos
sobre los pasteles de vainilla.

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